“Scattered night” (“Noches dispersas” en español) es la ópera prima de dos jovencísimas directoras coreanas: Lee Jihyoung y Kim Sol, debut recentísimo que ya les ha valido varios premios en festivales. Se trata de una película intimista sobre cómo dos niños reciben la noticia de la separación de sus padres y deben decidir con cuál irse a vivir .
Es interesante ver que, a pesar de la distancia cultural, los humanos somos iguales en todas partes del mundo, y los niños reaccionan de la misma manera en los momentos cruciales de sus vidas. Eso sí, una pequeña nota que me hace recordar que estamos ante niños coreanos es la constante obsesión del chico por los exámenes y sacar buenas notas, algo muy común en el mundo oriental.
Hay una frase que dice el padre a sus hijos que, según mi punto de vista, resume toda la historia: “Tenemos que tomar muchas decisiones en la vida. A veces es difícil y queremos huir. Tomaos vuestro tiempo”. Y de eso va la película, de ese tiempo de asimilación y de una espera reflexiva, triste y pausada, espera que acaba haciéndose angustiosa por una serie de circunstancias.
La gran originalidad que he detectado en la realización de esta película es que la mayoría de las secuencias están grabadas con un solo plano (plano secuencia) que además está fijo, lo cual, trabajando con niños, deduzco que es una gran proeza. De hecho la niña, interpretada por Seung-ah Moon, ha ganado un premio a la Mejor Actriz en el festival coreano de cine de Jeonju, 2019.
A este detalle se suma otra novedad, que es que a pesar de no mover la cámara y los planos ser de larga duración, no hay uso de soporte que estabilice la imagen. Se trata de cámara en mano, algo temblorosa, produciendo un efecto de gran veracidad. Como espectadores tenemos la impresión de habernos colado en la escena y de estar observando lo que sucede sin ningún tipo de artificio cinematográfico, ni plano contra plano, ni grúas, ni nada. En muchos planos el encuadre solo incluye a los protagonistas infantiles, dejando fuera de campo a los otros personajes. Este tipo de composición nos obliga a imaginar las caras y gestos de los que no se muestran, haciéndonos a la vez conectar de forma muy profunda con los niños.
Aunque la historia es muy sencilla, este alarde técnico-narrativo hace que la película merezca una atención particular. En definitiva, una película bonita y diferente. En un festival en el que ves varias películas al día, una película corta (81 minutos), sencilla y directa como “Scattered nights” es un verdadero lujo.
Por Irene Arnanz.