Y es que la historia de “Ártico” es el resumen perfecto de cualquier proceso de lucha personal por medio del símil más extremo, el de la supervivencia pura y dura de un hombre abandonado en medio de un fondo blanco. Es el tipo de historia que, por básica, no te lleva en ningún momento a dudar de su verosimilitud, y por tanto empatizas de entrada con las terribles circunstancias del protagonista, sirviendo a la vez como patrón de superación que te ayuda a relativizar tus propios problemas.
El autor de esta opera prima, un joven de origen brasileño, Joe Penna, salta de su exitosa actividad como YouTuber llamado MysteryGuitarMan, a la realización cinematográfica.
De producción islandesa, Penna cuenta para este triunfante estreno como director con la participación del actor danés Mads Mikkelsen, que recordamos por su brillante papel en “La caza”. El ilustre actor soporta todo el peso de la narración. Nos hace cómplices absolutos de su dolor físico y psicológico durante esta misión de auto rescate, sin por ello desperdiciar ni un mínimo de energía en hacer explícito todo lo que está pasando por su cabeza. Y es que no le hace falta. Con la mínima expresión de su rostro entendemos su combate interno para no abandonar.
Igualmente entendemos, sin que sea expreso, el sentimiento de gratitud hacia esa persona que, repentinamente, se encuentra a su cargo por haber querido socorrerle. Esta circunstancia hace que la vida de nuestro protagonista entre en una nueva fase de riesgo, un empeoramiento de su situación inicialmente impensable. El espectador le acompaña en el dilema y se pregunta si es necesario arriesgar su vida sin seguridad de poder salvar a la otra persona, para concluir que es justamente la asunción de esta responsabilidad la que le da fuerzas para vencer todos los obstáculos. Salvar a la joven accidentada es la garantía de salvación para el hombre, igual que la foto del bebé de la chica representa el motor de lucha para ésta.
Los diálogos son absolutamente esenciales, igual que todo lo demás, pudiendo calificarse de escueto monólogo en el que la repetición de dos únicas frases lo dicen todo: “No pasa nada”, “Todo irá bien”.
“Ártico” es una película que provoca fuertes emociones sin descuidar las cualidades estéticas, tal vez también al servicio del propósito emocional, a las que no hay que dejar de darles su merecido valor: bellísimas imágenes minimalistas, donde un blanco invasivo no impide la composición de paisajes abrumadores; y una música evocativa, compuesta de soplidos de vientos a modo de aullidos trascendentes y rugidos de cuerdas que sugieren la amenaza de un hielo resquebrajante.
Se mire por donde se mire, con “Ártico” la aventura está asegurada, lo justo para salir de la sala y agradecer el calor del verano que inauguramos y las facilidades de una vida llena de comodidades.
Por Irene Arrnanz
Ficha de la película:
Título original: Arctic
Año: 2018
Duración: 97 min.
País: Islandia
Dirección: Joe Penna
Guion: Joe Penna, Ryan Morrison
Música: Joseph Trapanese
Fotografía: Tómas Örn Tómasson
Reparto: Mads Mikkelsen, Maria Thelma Smáradóttir
Productora: Armory Films / Pegasus Pictures / Union Entertainment Group
Género: Aventuras. Drama | Supervivencia
Sinopsis:
Un hombre sobrevive solo en medio del Ártico, donde lleva atrapado desde hace un año. Los restos del avión que utiliza como refugio son el vestigio de un accidente lejano. Ha aprendido a luchar contra el frío y las tormentas, a esconderse de los osos polares y a pescar su comida. Cuando una operación de rescate fracasa, el hombre duda entre permanecer en su campamento o emprender una peligrosa aventura para ser localizado.