“Mary y la flor de la bruja”, “Mirai, mi hermana pequeña” y “Night is Short, Walk on Girl”. Una tarde de anime.


“Mary y la flor de la bruja”, “Mirai, mi hermana pequeña” y “Night is Short, Walk on Girl”. Una tarde de anime.

Tres grandes genios de la animación japonesa han estrenado recientemente película en nuestro país, así que es un buen momento para calibrar que tal está de salud creativa este género que poco a poco va ganando aceptación no solo entre el gran público sino también entre los grandes festivales internacionales, y de paso proponerles una entretenida tarde de anime para (casi) todos los públicos.

Comenzamos con la que quizá más expectación había generado entre los aficionados al anime, “Mary y la flor de la bruja”, dirigida por Hiromasa Yonebayashi y basada en un libro de Mary Stewart.

El director de “Arrietty” y “El recuerdo de Marnie” ha creado un nuevo estudio de animación con gran parte de los integrantes de Ghibli, con la intención de convertirse en su sucesor espiritual y seguir el legado de sus predecesores, Ideo Miyazaki e Isao Takahata. Y hay que reconocer que en este primer trabajo del Studio Ponoc han conseguido mantener sus señas de identidad: el estilo de dibujo que les caracterizaba, el personaje protagonista femenino, y esa acertada de mezcla de fantasía, costumbrismo familiar y amor a la naturaleza. Sin embargo, el resultado final aun siendo bueno dista mucho de las obras maestras de los directores antes señalados.

¿Qué es lo que falla? La falta de una identidad propia y la permanente sensación de deja vu que te inunda al visionar el film, pues tanto los personajes, como la historia, como el desarrollo de la misma son un calco de las antiguas obras de Ghibli. El director ha querido parecerse tanto a Miyazaki que en cierto modo ha perdido su propia personalidad, que sí relucía en su anterior trabajo. Probablemente en esta nueva nueva andadura comercial ha querido homenajear a su maestro, pero en estas buenas intenciones se ha excedido un poco, y aunque por supuesto es una película entretenida, con un maravilloso trabajo en el dibujo y una historia de jóvenes magos y aprendizaje que gustará tanto a niños como a mayores, carece de la chispa y la magia que Miyazaki imprimía a sus creaciones.
En cualquier caso es una obra muy digna y recomendable, y por supuesto es una gran noticia que el legado del estudio Ghibli continúe viviendo.


Seguimos con la última obra del gran Mamoru Hosoda, “Mirai”, estrenada en España en el reciente Festival de San Sebastián. Es una película familiar, intimista, con pequeños golpes de humor y ciertas secuencias que oscilan entre lo onírico y lo fantástico, basada en su reciente experiencia como padre, y que se aleja de sus habituales argumentos de viajes en el tiempo, mundos paralelos y criaturas mitológicas.

Es más, recuerda mucho a los trabajos del fallecido director Satoshi Kon al mezclar de manera natural las vivencias de su pequeño protagonista con sus sueños y fantasías, narrando así su aprendizaje vital a la par que el de su atribulado y torpe padre.

Y aunque mantiene el nivel de calidad artística de sus anteriores obras, en lo argumental queda un tanto por detrás debido a su excesiva simpleza, siendo una obra quizá más indicada para niños que para adultos (lo que no quita por supuesto que pueda ser disfrutada por todo tipo de público). No sé si considerarla una obra menor del autor, pero sí está un paso por detrás de sus anteriores trabajos.



Y para terminar  (y después de meter a los niños en la cama, ya que esta película creo que les va a resultar algo compleja) tenemos por fin la nueva obra de Massaki Yuasa, “Night is Short, Walk on Girl”, que no  había vuelto a dirigir él solo una película desde que en el 2004 pariese esa obra maestra del anime que es “Mindgame”.
Y la espera ha merecido la pena porque ha vuelto ha crear una obra alucinante y alucinada llena de ingenio, surrealismo, humor negro y absurdo a partes iguales, y personajes a cada cual más carismático y extravagante en una divertidísima historia (escrita por Makoto Ueda y basada en un libro de Tomohiko Morimi) que transcurre en una sola noche y que orbita alrededor de una chica cuya única y “sana” intención es cogerse la gran cogorza de su vida, y de un chico perdidamente enamorado de ella  buscando la ocasión propia para declararle su amor.
Todo esto entremezclado con una serie de historias paralelas delirantes, estructuradas en tres actos  que conformarán un todo homogéneo pleno de ingenio y creatividad, con un estilo visual muy particular que se aleja del habitual dibujo manga.


Sin duda la mejor de las tres y una de las mejores películas anime que he visto en los últimos años, pero todas muy recomendables y ejemplo perfecto de la buena salud del cine de animación japonés y su amplia variedad de registros estilísticos.
Por Antonio Amaro, El Misántropo Feliz