Presentada en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, hemos podido ver la más que recomendable película de anime “Fireworks”, remake del film para televisión del mismo titulo de Shunji Iwai.
Escrita por Hitoshi Ohne y dirigida por el tándem de directores Akiyuki Shimbo (cuyo trabajo más conocido en España es la serie “Madoka Magica” y las tres películas que derivaron de ella) y Nobuyuki Takeuchi (jefe de animación de varias obras maestras del anime como “El viaje de Chihiro” o “Ponyo en el acantilado”), en este su primer trabajo conjunto han realizado una obra emotiva a la par que imaginativa que combina pequeños golpes de humor (algunos políticamente muy incorrectos, lo que hoy en día creo, es de agradecer), el romance y la amistad en la adolescencia y, a partir de cierto punto de la trama, un elemento de ciencia ficción que permitirá a los protagonistas volver sobre sus pasos y revivir de nuevo los últimos instantes de sus vidas.
Y aunque la historia comienza con una discusión entre amigos que raya lo absurdo (¿son los fuegos artificiales planos al mirarlos desde un lado?) el posterior giro fantástico hará que Fireworks, recordando en cierta manera a la también excelente “La chica que saltaba en el tiempo” de Mamoru Hosoda, reflexione sobre las decisiones tomadas y esas segundas oportunidades que no siempre llegan y que, cuando finalmente lo hacen, no queda claro si servirán para cambiar algo más que a nosotros mismos. Que no es poco.
Todo concluye en un final argumentalmente abierto a múltiples interpretaciones que a unos cuantos seguro incomodará pero que al menos nos deja la sensación de que con independencia de lo que realmente haya pasado, la vida y los sentimientos de los protagonistas se han visto afectados y nada volverá a ser igual para ellos. Pues al fin y al cabo lo que cuenta, en la película y en la vida, no son los hechos, sino como estos influyen en nosotros y nos transforman en alguien diferente al del día de ayer, alguien que por fin tome decisiones, con independencia de cual sea su resultado, de las que sabe con certeza que nunca va a arrepentirse.
Como es habitual en el género tenemos una animación tradicional con una magnifica dirección artística que se hace presente sobre todo en las maravillosas escenas del comienzo y el final del filme, casi siempre relacionada con la visión de los fuegos artificiales (autentico leitmotiv de la historia y hecho clave que permitirá saber a los personajes cuánto hay de real en lo que están viviendo). Este apartado artístico solo se ve enturbiado por breves momentos en que la animación por ordenador hace presencia de manera poco afortunada, hecho probablemente motivado por limitaciones presupuestarias y de tiempo.
Ello no desmerece la calidad general del conjunto y podemos afirmar que estamos ante otra gran obra que sigue la estela de recientes grandes estrenos del anime como “Your Name” de Makoto Shinkai o “En este rincón del mundo” de Sunao Katabuchi que confirman que la creatividad y el talento en el cine de animación japonés de los últimos años parece inagotable. Y que sigan por muchos más.
No puedo terminar esta crítica sin agradecer a Nobuyuki Takeuchi y su equipo presente en el festival de San Sebastián su amabilidad por concedernos una entrevista en la que se mostró en todo momento cordial, sencillo y muy comunicativo. Ha sido un honor poder hablar aunque fuera unos instantes con este gran director que creció trabajando al lado del gran maestro Hayao Miyazaki y del que sin duda ha sacado grandes enseñanzas tanto en lo artístico como en lo humano.
Escrita por Hitoshi Ohne y dirigida por el tándem de directores Akiyuki Shimbo (cuyo trabajo más conocido en España es la serie “Madoka Magica” y las tres películas que derivaron de ella) y Nobuyuki Takeuchi (jefe de animación de varias obras maestras del anime como “El viaje de Chihiro” o “Ponyo en el acantilado”), en este su primer trabajo conjunto han realizado una obra emotiva a la par que imaginativa que combina pequeños golpes de humor (algunos políticamente muy incorrectos, lo que hoy en día creo, es de agradecer), el romance y la amistad en la adolescencia y, a partir de cierto punto de la trama, un elemento de ciencia ficción que permitirá a los protagonistas volver sobre sus pasos y revivir de nuevo los últimos instantes de sus vidas.
Y aunque la historia comienza con una discusión entre amigos que raya lo absurdo (¿son los fuegos artificiales planos al mirarlos desde un lado?) el posterior giro fantástico hará que Fireworks, recordando en cierta manera a la también excelente “La chica que saltaba en el tiempo” de Mamoru Hosoda, reflexione sobre las decisiones tomadas y esas segundas oportunidades que no siempre llegan y que, cuando finalmente lo hacen, no queda claro si servirán para cambiar algo más que a nosotros mismos. Que no es poco.
Todo concluye en un final argumentalmente abierto a múltiples interpretaciones que a unos cuantos seguro incomodará pero que al menos nos deja la sensación de que con independencia de lo que realmente haya pasado, la vida y los sentimientos de los protagonistas se han visto afectados y nada volverá a ser igual para ellos. Pues al fin y al cabo lo que cuenta, en la película y en la vida, no son los hechos, sino como estos influyen en nosotros y nos transforman en alguien diferente al del día de ayer, alguien que por fin tome decisiones, con independencia de cual sea su resultado, de las que sabe con certeza que nunca va a arrepentirse.
Como es habitual en el género tenemos una animación tradicional con una magnifica dirección artística que se hace presente sobre todo en las maravillosas escenas del comienzo y el final del filme, casi siempre relacionada con la visión de los fuegos artificiales (autentico leitmotiv de la historia y hecho clave que permitirá saber a los personajes cuánto hay de real en lo que están viviendo). Este apartado artístico solo se ve enturbiado por breves momentos en que la animación por ordenador hace presencia de manera poco afortunada, hecho probablemente motivado por limitaciones presupuestarias y de tiempo.
Ello no desmerece la calidad general del conjunto y podemos afirmar que estamos ante otra gran obra que sigue la estela de recientes grandes estrenos del anime como “Your Name” de Makoto Shinkai o “En este rincón del mundo” de Sunao Katabuchi que confirman que la creatividad y el talento en el cine de animación japonés de los últimos años parece inagotable. Y que sigan por muchos más.
No puedo terminar esta crítica sin agradecer a Nobuyuki Takeuchi y su equipo presente en el festival de San Sebastián su amabilidad por concedernos una entrevista en la que se mostró en todo momento cordial, sencillo y muy comunicativo. Ha sido un honor poder hablar aunque fuera unos instantes con este gran director que creció trabajando al lado del gran maestro Hayao Miyazaki y del que sin duda ha sacado grandes enseñanzas tanto en lo artístico como en lo humano.
Entrevista con el director Nobuyuki Takeuchi.
Nobuyuki Takeuchi presenta como co-director la película japonesa de animación Fireworks en la 65 edición del Festival de Cine de San Sebastián. Aprovechamos la oportunidad de entrevistarnos personalmente con él para debatir sobre cine de animación.
Nobuyuki Takeuchi |
- En España las películas anime no son demasiado conocidas. ¿Qué supone para usted ser seleccionados en la sección oficial del Festival de San Sebastián?
Ha sido un honor poder participar en el Festival de San Sebastián. Estoy muy contento de estar aquí. Es mi primera vez en España
- En Fireworks son dos directores ¿Por qué?
Yo soy el director general y trabajé desde el principio con la productora. Cuando empezamos a realizar la película le pregunté a Akiyuki Shimbo si quería trabajar conmigo y él aceptó sin problema.
- Muchas películas japonesas de animación, y esta también, suelen tener finales ambiguos o de difícil interpretación para los occidentales ¿Qué puede decir a eso?
El tema central sobre el que gira esta película es el deseo, algo que ojalá pudiese ocurrir. Eso mismo pude pasar con muchas películas, expresan un deseo y, por tanto, creo que no se pueden definir con un final concreto.
- En Japón sigue teniendo mucho peso la animación tradicional, en Europa lo digital y 3D tiene más tirón. ¿A qué cree que se debe esto?
En Japón se da mucha importancia a trabajar con storyboard, con trazos y líneas, tiene sus raíces en el Ukiyo-e, un género de grabados realizados mediante xilografía o técnica de grabado en madera. Esto ha ejercido mucha influencia en la forma de hacer animación en Japón y se extiende hasta nuestros días y a nuestra forma de hacer cine de animación.
- ¿Conoce a algún artista relacionado con el dibujo de España?
No conozco mucho, la verdad. Pero sí me interesa muchísimo Gaudi, porque mi padre fue arquitecto y tenía muchos libros sobre él en casa.
- ¿Está viviendo el anime japonés una nueva edad de oro?
Pues creo que desde la Edad Media japonesa no ha dejado de crecer. Bien es cierto que en mi estudio y en el trabajo que hacemos se da mucho valor a dibujar analógicamente, pero tampoco olvidamos el uso de las nuevas tecnologías y nuevas herramientas, esto nos permite llegar también a más gente y a un público cada vez más exigente.
- Ha trabajado con el gran Hayao Miyazaki ¿Cómo fue su trabajo con él?
Aprendí mucho técnicamente pero lo más importante fue compartir la pasión de Miyazaki a la hora de hacer su trabajo. Actualmente tiene 76 años y mucha energía. Por ejemplo, en el Viaje de Chihiro ya tenía 60 años y, a pesar de sus constantes dolores de espalda, esa misma energía hizo que finalizara la película de forma genial. Es una persona que trabaja desde muy temprano y puede finalizar su jornada a las dos de la madrugada, siempre gracias a esa pasión y energía excepcionales que posee.
- Fireworks habla sobre la niñez, la juventud, el amor... cosas muy reales y de repente irrumpe en escena un elemento irreal ¿por qué?
La primera parte fue elaborada con delicadeza para expresar la realidad. La aparición de ese elemento es necesaria para provocar cambios en los sentimientos y pensamientos de ese protagonista, era el punto de inflexión de la historia.
- ¿Qué diferencia al cine de animación japonés del que se hace en el resto del planeta?
No tengo consciencia de empezar a trabajar en una obra pensando en discernir si va dirigida a público japones o al resto del mundo. Es cierto que los dibujos japoneses reflejan la vida real dentro de Japón, pero eso es por la influencia particular, porque son las cosas que hemos vivido, pero no creo que haya mayores diferencias aparte de esas.
Sorprendentemente, al finalizar la entrevista, es Nobuyuki Takeuchi quien nos dice que que es la primera vez que está en Europa y en España, así que nos pregunta acerca de la animación española. Lamentamos tener que decirle que en España no hay mucho cine de animación tradicional, casi todo es cine digital que no bebe de fuentes culturales propias de aquí, la mayoría de las producciones son imitaciones más o menos acertadas de obras de Hollywood, al estilo Pixar. Pero nos alegró destacarle que en el mundo del cómic sí hay muchos artistas y muy buenos. A bote pronto, le recomendamos la película "Arrugas" basada en el mismo cómic de Paco Roca.
Y así acabó nuestra entrevista, compartiendo vídeos de "Arrugas" y con la promesa del director japonés de que vería esa película. ¡Ojalá le inspire!
Y así acabó nuestra entrevista, compartiendo vídeos de "Arrugas" y con la promesa del director japonés de que vería esa película. ¡Ojalá le inspire!
¡Aquí tenéis el vídeo completo de la entrevista!