La chica que saltaba a través del tiempo (M. Hosoda, 2006) |
Hayashi Shigeyuki, más conocido
como Rintaro, es un director de anime que empezó de la mano del mítico escritor
y dibujante de manga Osamu Tezuka con la serie AstroBoy, y aunque dirigió
películas de gran relevancia y éxito en Japón como Galaxy Express 999 (1979)
o X/1999 (1996), no se dio a conocer en España hasta 2001 con Metropolis basado también en un manga de Tezuka y con guión de Katsuhiro Otomo. Es esta
una película de ritmo tranquilo que mezcla la animación más tradicional con
secuencias hechas por ordenador y donde trata un tema habitual en la ciencia
ficción, el conflicto entre seres humanos y robots es una sociedad represiva y
excesivamente industrializada.
Es especialmente destacable la secuencia final, una emocionante escena de destrucción, desamor, soledad y esperanza mientras suena Ray Charles interpretando el bucólico “I can´t stop loving you” de Don Gibson.
Es especialmente destacable la secuencia final, una emocionante escena de destrucción, desamor, soledad y esperanza mientras suena Ray Charles interpretando el bucólico “I can´t stop loving you” de Don Gibson.
El tristemente fallecido Satoshi
Kon enlaza entre esta primera y deslumbrante generación de directores (por
desgracia muchos retirados) y la posterior y actual que ha mantenido el nivel
de calidad artística de sus maestros, conservando algunos de sus temas
recurrentes pero buscando siempre nuevas vías de expresión artística y argumental.
A Kon se le suele considerar como el David Lynch de la animación japonesa por la fusión de realidad y sueños presente en casi todas sus obras, aunque con un tono menos oscuro y depresivo que en las creaciones del director americano. Mientras en los filmes de este último los mundos creados por el subconsciente sirven a los protagonistas para evadirse de una realidad que ha llegado a ser insoportable (Mullholland Drive, Carretera perdida etc.), el mundo onírico de Satoshi Kon aparece como un elemento más de la trama, a veces de manera metafórica a veces de manera más realista. Solo cuatro grandiosas películas nos ha dejado antes de que un cáncer se lo llevara en 2010: Perfect Blue (1997) su ópera prima, es un thriller psicológico que reflexiona sobre el concepto de identidad, Millenium Actress (2001), una original reflexión sobre el mundo del cine y la creación, Paprika (2006), de argumento muy parecido a Origen (Cristopher Nolan, 2010) pero adelantándose a ésta en cuatro años, y Tokyo Godfathers (2003), su obra más realista pero también más poética y conmovedora, y sin duda mi favorita.
A Kon se le suele considerar como el David Lynch de la animación japonesa por la fusión de realidad y sueños presente en casi todas sus obras, aunque con un tono menos oscuro y depresivo que en las creaciones del director americano. Mientras en los filmes de este último los mundos creados por el subconsciente sirven a los protagonistas para evadirse de una realidad que ha llegado a ser insoportable (Mullholland Drive, Carretera perdida etc.), el mundo onírico de Satoshi Kon aparece como un elemento más de la trama, a veces de manera metafórica a veces de manera más realista. Solo cuatro grandiosas películas nos ha dejado antes de que un cáncer se lo llevara en 2010: Perfect Blue (1997) su ópera prima, es un thriller psicológico que reflexiona sobre el concepto de identidad, Millenium Actress (2001), una original reflexión sobre el mundo del cine y la creación, Paprika (2006), de argumento muy parecido a Origen (Cristopher Nolan, 2010) pero adelantándose a ésta en cuatro años, y Tokyo Godfathers (2003), su obra más realista pero también más poética y conmovedora, y sin duda mi favorita.
Perfect Blue (S.Kon, 199) |
Hiroyuki Okiura es un director
que no se ha explayado mucho en el cine, dos películas en trece años, pero
ambas de gran interés. Jin Roh (1998) con guión de Mamoru Oshii, es una distopía
oscura y quizá excesivamente pesimista en un mundo asolado por el terrorismo,
mientras que en Una carta para Momo (2011) se va al lado opuesto del espectro con una luminosa historia de
crecimiento personal y los habituales toques de fantasía casi siempre presentes
en este género.
Massaki Yuasa es sin duda el más
original y renovador de los nuevos creador de anime, aunque su trabajo se ha
centrado sobre todo en las series de televisión. Su única película como
director en solitario es la fascinante Mind Game (2004), un collage
psicodélico que mezcla diferentes tipos de animación y que combina surrealismo,
humor, extravagancia y un curioso misticismo en una historia vitalista que
admite múltiples lecturas y que tendremos que recomponer en nuestras cabezas (o
al menos intentarlo) una vez acabe su
imprescindible visionado. Junto a Kogi Masunari dirigió también una muy
recomendable película infantil, Welcome to the Space Show (2010), llena de
colorido y rebosante de imaginación.
A Makoto Shinkai puede
considerarse como el esteta de esta nueva generación. Se aleja de los
habituales argumentos complejos o retorcidos del mundo de anime, y aunque sus
películas suelen tener un trasfondo de ciencia ficción, los sentimientos de sus
protagonistas se convierten siempre en el tema principal, especialmente la
amistad y el desamor, y siempre con un espectacular dibujo preciosista, con un
especial énfasis en el detalle y la iluminación que hace que cada fotograma se
convierta en un espectáculo para los sentidos. Aunque en Voces de una
estrella (2002) y El lugar que nos prometimos (2004) ya estaban presentes
todas sus virtudes, el mediometraje 5 Centímetros por segundo (2007) supondrá
la cumbre de su particular estilo poético y es la obra que le dio a conocer internacionalmente.
Con la ambiciosa Viaje a Agartha (2011), se alejó ligeramente de sus
parámetros habituales, acercándose al mundo de la fantasía y las aventuras, y
aunque supuso un relativo fracaso económico es sin embargo una de sus películas
más accesibles. Su siguiente mediometraje El jardín de las palabras (2013)
supuso una vuelta a los orígenes pero prescindiendo de elementos no realistas,
de nuevo tenemos una hermosa historia de amor y amistad entre una profesora y
su alumno contada con un deslumbrante apartado técnico. Su último y muy
esperado trabajo, Your Name (2016), aun no estrenado en España, se ha
convertido en la película de animación más taquillera del país del sol
naciente, superando a la hasta ahora imbatible El viaje de Chihiro.
5 centímetros por segundo (M. Shinkai, 2007) |
Quizá sea Mamoru Hosoda el más completo de la última hornada de directores y, al menos para mi, el digno sucesor de Miyazaki (aunque en dura pugna con Makoto Shinkai). En todas sus películas consigue ese difícil equilibrio perfecto entre historia profunda y entretenida, excelente calidad de animación y maestría en la dirección. Aunque dirigió antes películas de las sagas “Digimon” y “One Piece”, su primera obra personal fue La chica que saltaba a través del tiempo (2006), basado en una novela de Yasutaka Tsutsui, toca de manera muy original los viajes en el tiempo y es uno de los escasos éxitos de taquilla en el mundo del anime que se han dado fuera de Japón, Summer Wars (2009), quizá su mejor película pero también la más discutida, muestra en un futuro cercano a donde puede llevarnos la inmersión en las redes sociales, mientras que en Los niños lobo (2012) y El niño y la bestia (2015) están más presentes que nunca la influencia del estudio Ghibli, combinando mundos de realidad y fantasía, y ensalzando los valores más tradicionales de la familia y de una vida respetuosa con la naturaleza.
La cchica que saltaba a traves del tiempo. |
Keiichi Hara, curtido en las series Doraemon y Shin Chan, después de dirigir la curiosa El verano de Coo (2007), sorprendió muy gratamente en 2010 con Colorful, un drama familiar inspirado en una novela de Eto Mori que, con cierto trasfondo sobrenatural, trata temas muy polémicos y actuales como el acoso escolar, la prostitución en adolescentes y la profunda angustia que produce el sentirse diferente, todo con gran sensibilidad, acierto y pequeños toques de humor. De nuevo un excelente film muy recomendable especialmente a los adolescentes por su alto valor pedagógico. En Miss Hokusai (2015) narra de manera fragmentada y a través de pequeños episodios la vida de la hija del gran pintor japonés Katsushika Hokusai, autor de la emblemática La gran ola de Kanagawa. De nuevo una película muy interesante sobre todo por su interés histórico y que solo se ve empañada por una banda sonora en ocasiones un tanto desacertada.
Colorful (K.Hara, 2010) |
El estudio Ghibli, una vez
retirados sus dos míticos fundadores, también presenta una nueva cantera de
prometedores creadores. Goro Miyazaki, que ha superado los recelos de ser hijo
del gran Hideo Miyazaki, dirigió en 2006 la muy criticada pero interesante Cuentos de Terramar basada en los libros de Ursula K. Le Guin (a la que por
cierto no le gustó nada la película) y cinco años después la superior La
colina de las amapolas una historia costumbrista ambientada en el Japón de los
60. Hiromasa Yonebayashi sí consiguió convencer a crítica y público con su
primer film Arriety y el mundo de los diminutos, adaptación del cuento
infantil de Mary Norton, película cuyo único defecto sea quizás una historia
demasiado sencilla. Posteriormente dirigió la más compleja e interesante El
recuerdo de Marnie (2015), basada en la novela “When Marnie Was There” de la
escritora inglesa Joan G. Robinson, que es hasta ahora el último y no sabemos
si definitivo filme surgido de los estudios Ghibli.
Arriety y el jardín de los diminutos (H. Yonebayashi) |
Otros nombres destacados de estos
últimos años son Takahiro Omori que realizó en 2011 un maravilloso
mediometraje: En el bosque de la luz de las luciérnagas; Yasuhiro Yoshiura ha
dirigido dos excelentes películas de ciencia ficción Time of Eve (2008) y Patema Inverted (2013); al igual que Ryoutarou Makihara, que firmó Hal (2013) y The empire of Corpses (2015), y finalmente destacaría a Tatsuyuki
Nagai que como mucho otros empezó con las series de televisión y recientemente
ha dirigido el interesante drama juvenil El himno del corazón (2015).
Todos estos, más muchos otros no
mencionados, pues la lista sería eterna, garantizan un futuro prometedor al universo del anime, que poco a poco se va a abriendo y dando a conocer al mundo,
adquiriendo el puesto de relevancia que por sus indudables méritos merece
dentro de la historia del cine.
Secuencia de 5 centímetros por segundo
Por Antonio Amaro.