El próximo 7 de Marzo se cumplirán 17 años del día que nos dejó uno de los nombres más importantes de la historia del cine, Stanley Kubrick. No se trata de una fecha especialmente señalada, pero cualquier razón es buena para hablar del realizador neoyorquino, para recordarlo o para descubrirlo si es el caso. Porque de entre los grandes del cine, existen pocos directores que hayan tocado con más acierto todos los palos del séptimo arte, a diferencia de otros nombres legendarios, no se le asocia a ningún género concreto (caso de Huston o Hitchcock), y no fue especialmente prolífico. No cosechó éxitos apabullantes que aúnan crítica y público como Spielberg, y su ritmo de actividad resulta ridículo si lo comparamos con Woody Allen, pero a diferencia de ellos, su filmografía nunca estuvo por debajo de la excelencia. Sus señas de identidad fueron un perfeccionismo cercano a lo obsesivo, una planificación minuciosa de los planos y una técnica adelantada en años a sus colegas. Es un dato significativo que, aunque su lista de títulos es relativamente corta, cuando se alaboran rankings de las mejores películas de diferentes géneros, siempre se cuela algún título suyo entre las diez mejores de cada lista. Os invito a hacer un rápido repaso de las mejores películas de Stanley Kubrick...¡es broma! Cualquier cinéfilo sabe que cuando hablamos de Kubrick, las mejores películas son TODAS.
Atraco Perfecto (1956) Supuso su presentación al público de Hollwood (luego de firmar documentales y cortos, alguno de ellos interesante), estrenada en plena edad de oro del cine negro, no desmerece en absoluto a otros clásicos del género. Sus escenas de planificación y lo cuidado al detalle del guión son habituales en el cine actual, pero no eran tan habituales en aquellos años, en los que las tramas complejas se sacrificaban a favor del protagonismo de un antihéroe atormentado y empapado en Bourbon.
Senderos de Gloria (1957) La primera incursión de Kubrick en el cine bélico. Y uno de los mejores alegatos de antibelicistas de todos los tiempos, además de una de las mejores películas ambientadas en la Primera Guerra Mundial, aunque propiamente se desarrolle en los tribunales, ante los que se enfrentan unos soldados acusados de un dudoso delito de cobardía. Supuso también el encuentro del director con Kirk Douglas, que merece también una mención especial por su espectacular interpretación.
Espartaco (1960) Tiene el récord no oficial, junto con Ben-Hur, de ser la película más emitida en semana santa. Pero no es una película de romanos más. Kirk Douglas, que ejercía también de productor e intérprete, embarcó a Kubrick en el megalómano proyecto. La parte de la escuela de gladiadores aguanta todas las revisiones que le echen, cada visionado descubre un nuevo matiz técnico o ideológico, muy adelantado a su época. Por no hablar de la ambigüedad de las escenas entre Lawrence Olivier y Tony Curtis, que merecieron la censura en la España de Franco, o la espectacular escena de la Batalla de Apulia, con miles de extras sobre el terreno. Se dice que Kubrick y Douglas estuvieron a punto de llegar a las manos varias veces durante el rodaje, pero más adelante, ambos reconocerían la aportación que supuso para sus carreras, y para el cine en general, la producción de Espartaco.
Lolita (1963) Otra constante en su carrera serán los temas polémicos e incómodos. En esta ocasión vemos a un maduro James Mason suspirar en pos de una menor interpretada por una menor en la realidad, Shelley Winters. Película imprescindible, que además cuenta con el valor añadido de que el director convenció al mismo Nabokov para que adaptara su novela y firmara el guión.
Teléfono Rojo ¿volamos hacia Moscú? (1964) Merece la pena transcribir su título original: Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, en lo que debe ser una de las traducciones más arbitrarias y absurdas de la historia del cine. Kubrick se atreve ahora con la comedia, pero la comedia como vehículo inteligente para plantear libremente verdades incómodas. Deja interpretaciones (digo bien en plural, porque son tres) inolvidables a cargo de Peter Sellers, y uno de los momentos más icónicos de la carrera de su director:
2001 Una Odisea en el Espacio (1968) Tomando como base la novela de Arthur C. Clarke, firmó la primera obra maestra del género de la ciencia ficción, considerada hasta entonces un género menor. Está llena de imágenes que todos conocemos, y muy pocos (entre los que sinceramente, no me incluyo) comprenden. Puede que tenga que ver con que estemos acostumbrados a encontrar un sentido solo a aquello que se nos presenta como una historia lineal, y no es el caso. La historia y el diálogo casi no existe, y se desarrolla en...¿miles de años? Cabe destacar que Kubrikc, apasionado de la música, descartó en el último momento la banda sonora de Alex north y eligió él personalmente piezas de la música clásica que acompañarían a las escenas. Sin desmerecer a Alex North, el resultado conseguido por Kubrick y conocido por todos, le dio con creces la razón.
La Naranja Mecánica (1971) Seguramente la obra más polémica, más odiada/amada de la filmografía de Kubrick. Sus personajes y su estética son todavía visitados con frecuencia en el cine actual. El estreno del film causó tal revuelo, que el propio director tuvo que pedir a WB que retirara la película de los cines británicos, ya que la familia y el director habían llegado a recibir amenazas de muerte. Su inolvidable protagonista, Malcolm Mcdowell, se pasó el resto de su carrera llamando al teléfono del director para repetir, sin conseguirlo.
Barry Lindon (1975) Seguramente sea una de las películas menos conocidas de Kubrick, razón de más para verla cuanto antes. Ambientada en la Inglaterra del siglo XVIII, lleva la obsesión perfeccionista del director a tal extremo, que todas las escenas interiores están rodadas realmente con la única luz de las velas. Para ello tuvieron que fabricarle unas lentes especiales de Carl-Zeiss.
El Resplandor (1980) La adaptación de la novela de Stephen King se convirtió rapidamente en una de las películas más recordadas del cine de terror. Las interpretaciones fueron llevadas a tal extremo, que Jack Nicholson y Shelley Duvall, especialmente esta última sufrieron secuelas emocionales tras la experiencia. Pero conseguirían seguramente las interpretaciones más recordadas de sus carreras (no en el caso de Nicholson, que puede presumir de varios papeles inolvidables).
La Chaqueta Metálica (1987) Tuvieron que pasar siete largos años para que el director estrenara otra película, otro clásico del cine bélico. En esta ocasión nos encontramos con la Guerra de Vietnam, y especialmente la primera parte, donde se nos muestra la instrucción de los reclutas, está llena de escenas antológicas.
Eyes Wide Shut (1999) Su último trabajo, de hecho Stanley Kubrick falleció cuando la película de hallaba en la sala de montaje. Película densa, perfeccionista, tuvo una acogida fría al comienzo, pero su virtuosismo técnico y la profunda simbología de sus escenas han ido aumentando su reconocimiento con el paso de los años. El dúo Kidman-Cruise consigue la interpretación más profunda y compleja de sus respectivas carreras.
En el cajón de proyectos pendientes a Kubrick le quedaron el guión de Inteligencia Artificial, retomado años más tarde por Steven Spielberg, con opiniones encontradas, y sobre todo su proyecto soñado sobre Napoleón. Perseguido durante años, y planeado en su cabeza y sobre el papel hasta la perfección, no fue posible llevarlo a cabo debido a sus enormes costes de producción, donde se incluían escenas con hasta 50.000 soldados. Hoy en día, ese problema lo habría solucionado la CGI de una manera más que solvente, y siempre nos quedará la intriga de cómo habría descrito Kubrick a la horma de su zapato, por fin un personaje tan megalómano como él.
Publicado por Paranoide.
Atraco Perfecto (1956) Supuso su presentación al público de Hollwood (luego de firmar documentales y cortos, alguno de ellos interesante), estrenada en plena edad de oro del cine negro, no desmerece en absoluto a otros clásicos del género. Sus escenas de planificación y lo cuidado al detalle del guión son habituales en el cine actual, pero no eran tan habituales en aquellos años, en los que las tramas complejas se sacrificaban a favor del protagonismo de un antihéroe atormentado y empapado en Bourbon.
Senderos de Gloria (1957) La primera incursión de Kubrick en el cine bélico. Y uno de los mejores alegatos de antibelicistas de todos los tiempos, además de una de las mejores películas ambientadas en la Primera Guerra Mundial, aunque propiamente se desarrolle en los tribunales, ante los que se enfrentan unos soldados acusados de un dudoso delito de cobardía. Supuso también el encuentro del director con Kirk Douglas, que merece también una mención especial por su espectacular interpretación.
Espartaco (1960) Tiene el récord no oficial, junto con Ben-Hur, de ser la película más emitida en semana santa. Pero no es una película de romanos más. Kirk Douglas, que ejercía también de productor e intérprete, embarcó a Kubrick en el megalómano proyecto. La parte de la escuela de gladiadores aguanta todas las revisiones que le echen, cada visionado descubre un nuevo matiz técnico o ideológico, muy adelantado a su época. Por no hablar de la ambigüedad de las escenas entre Lawrence Olivier y Tony Curtis, que merecieron la censura en la España de Franco, o la espectacular escena de la Batalla de Apulia, con miles de extras sobre el terreno. Se dice que Kubrick y Douglas estuvieron a punto de llegar a las manos varias veces durante el rodaje, pero más adelante, ambos reconocerían la aportación que supuso para sus carreras, y para el cine en general, la producción de Espartaco.
Lolita (1963) Otra constante en su carrera serán los temas polémicos e incómodos. En esta ocasión vemos a un maduro James Mason suspirar en pos de una menor interpretada por una menor en la realidad, Shelley Winters. Película imprescindible, que además cuenta con el valor añadido de que el director convenció al mismo Nabokov para que adaptara su novela y firmara el guión.
Teléfono Rojo ¿volamos hacia Moscú? (1964) Merece la pena transcribir su título original: Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, en lo que debe ser una de las traducciones más arbitrarias y absurdas de la historia del cine. Kubrick se atreve ahora con la comedia, pero la comedia como vehículo inteligente para plantear libremente verdades incómodas. Deja interpretaciones (digo bien en plural, porque son tres) inolvidables a cargo de Peter Sellers, y uno de los momentos más icónicos de la carrera de su director:
2001 Una Odisea en el Espacio (1968) Tomando como base la novela de Arthur C. Clarke, firmó la primera obra maestra del género de la ciencia ficción, considerada hasta entonces un género menor. Está llena de imágenes que todos conocemos, y muy pocos (entre los que sinceramente, no me incluyo) comprenden. Puede que tenga que ver con que estemos acostumbrados a encontrar un sentido solo a aquello que se nos presenta como una historia lineal, y no es el caso. La historia y el diálogo casi no existe, y se desarrolla en...¿miles de años? Cabe destacar que Kubrikc, apasionado de la música, descartó en el último momento la banda sonora de Alex north y eligió él personalmente piezas de la música clásica que acompañarían a las escenas. Sin desmerecer a Alex North, el resultado conseguido por Kubrick y conocido por todos, le dio con creces la razón.
La Naranja Mecánica (1971) Seguramente la obra más polémica, más odiada/amada de la filmografía de Kubrick. Sus personajes y su estética son todavía visitados con frecuencia en el cine actual. El estreno del film causó tal revuelo, que el propio director tuvo que pedir a WB que retirara la película de los cines británicos, ya que la familia y el director habían llegado a recibir amenazas de muerte. Su inolvidable protagonista, Malcolm Mcdowell, se pasó el resto de su carrera llamando al teléfono del director para repetir, sin conseguirlo.
Barry Lindon (1975) Seguramente sea una de las películas menos conocidas de Kubrick, razón de más para verla cuanto antes. Ambientada en la Inglaterra del siglo XVIII, lleva la obsesión perfeccionista del director a tal extremo, que todas las escenas interiores están rodadas realmente con la única luz de las velas. Para ello tuvieron que fabricarle unas lentes especiales de Carl-Zeiss.
El Resplandor (1980) La adaptación de la novela de Stephen King se convirtió rapidamente en una de las películas más recordadas del cine de terror. Las interpretaciones fueron llevadas a tal extremo, que Jack Nicholson y Shelley Duvall, especialmente esta última sufrieron secuelas emocionales tras la experiencia. Pero conseguirían seguramente las interpretaciones más recordadas de sus carreras (no en el caso de Nicholson, que puede presumir de varios papeles inolvidables).
La Chaqueta Metálica (1987) Tuvieron que pasar siete largos años para que el director estrenara otra película, otro clásico del cine bélico. En esta ocasión nos encontramos con la Guerra de Vietnam, y especialmente la primera parte, donde se nos muestra la instrucción de los reclutas, está llena de escenas antológicas.
Eyes Wide Shut (1999) Su último trabajo, de hecho Stanley Kubrick falleció cuando la película de hallaba en la sala de montaje. Película densa, perfeccionista, tuvo una acogida fría al comienzo, pero su virtuosismo técnico y la profunda simbología de sus escenas han ido aumentando su reconocimiento con el paso de los años. El dúo Kidman-Cruise consigue la interpretación más profunda y compleja de sus respectivas carreras.
En el cajón de proyectos pendientes a Kubrick le quedaron el guión de Inteligencia Artificial, retomado años más tarde por Steven Spielberg, con opiniones encontradas, y sobre todo su proyecto soñado sobre Napoleón. Perseguido durante años, y planeado en su cabeza y sobre el papel hasta la perfección, no fue posible llevarlo a cabo debido a sus enormes costes de producción, donde se incluían escenas con hasta 50.000 soldados. Hoy en día, ese problema lo habría solucionado la CGI de una manera más que solvente, y siempre nos quedará la intriga de cómo habría descrito Kubrick a la horma de su zapato, por fin un personaje tan megalómano como él.
Publicado por Paranoide.