Siempre he sentido fascinación por la cultura alemana, por su historia, sus éxitos, sus aberraciones. Ha sido un pueblo sobre el que el mundo moderno y la actual concepción de la sociedad ha estado pivotando, ha provocado algunas de las respuestas más extremas de la humanidad y siguen adelante con una mochila tan cargada que rompería las espaldas más fornidas.
Uno de los episodios más interesantes de la historia germana se sucede durante el período de la segunda postguerra, que convirtió a Berlín en una capital dividida y gestionada como un queso en porciones y, como siempre, más interesante que la gran geopolítica estratégica, está la vida cotidiana de unos ciudadanos que se enfrentan a realidades dispares y que surgen cortantes a cada lado de un muro mundialmente famoso.
Y aquí es de donde bebe "Al otro lado del muro". Se nos narra la historia de una mujer alemana del este que inicia su cambio de vida en la zona oeste del muro, en la zona capitalista. La dificil vida de una madre joven y soltera se complica todavía más al tener que adaptarse a un mundo nuevo, lleno de luces, de anuncios comerciales, de ruido, de ausencias de toques de queda, de oferta y demanda, en definitiva, de caos.
Sin embargo, sin saberlo, la sombra del este resulta alargada y la mujer acaba sufriendo algunas de las mismas situaciones que vivió en la Alemania del este y que pretendía dejar atrás. El director, Christian Schwochow, incide en ese aspecto repitiendo algunos momenos, como el del café o los registros corporales, casi al milimetro en ambos lados del muro.
También es llamativo, y reconozco que hasta ahora desconocido para mí, la existencia de unos albergues para recibir a los cientos de alemanes que huían a la zona oeste en busca de una vida mejor. Los siempre organizados alemanes acogían a sus vecinos del este en complejos centros en donde, a través de un sistema de sellos, iban avanzando en el proceso de obtención de la ciudadanía de la Alemania del oeste. Uno no puede evitar hacer una comparativa con la situación actual de los refugiados, si bien, la comparativa se deshilacha en seguida al comprobar que la procedencia y bagaje social y cultural de aquellos alemanes del este difieren mucho de los actuales refugiados.
Finalizo con una escena para reflexionar: el hijo de la protagonista, de 9 años de edad, lo primero que hace al llegar al lado oeste es recoger una lata vacía de Coca-Cola que encontró en el suelo. ¡Había dado con un tesoro maravilloso! Bendita inocencia... del hijo y de la madre.
Tráiler de la película:
Ficha de la película:
Título original: Westen
Año: 2013
Duración: 102 min.
País: Alemania
Director: Christian Schwochow
Reparto: Jördis Triebel, Alexander Scheer, Tristan Göbel, Jacky Ido, Anja Antonowicz
Sinopsis: Empezar de cero, comenzar una vida nueva y dejar el pasado y la tristeza atrás. Eso pretendieron en los años setenta Nelly Senff (Jordis Triebel) y su hijo Alexei (Tristan Globel) cuando escaparon de Berlín Oriental para buscar un futuro en la Alemania del Oeste, supuestamente más hedonista y menos represiva. (Fuente: FILMAFFINITY)
Uno de los episodios más interesantes de la historia germana se sucede durante el período de la segunda postguerra, que convirtió a Berlín en una capital dividida y gestionada como un queso en porciones y, como siempre, más interesante que la gran geopolítica estratégica, está la vida cotidiana de unos ciudadanos que se enfrentan a realidades dispares y que surgen cortantes a cada lado de un muro mundialmente famoso.
Y aquí es de donde bebe "Al otro lado del muro". Se nos narra la historia de una mujer alemana del este que inicia su cambio de vida en la zona oeste del muro, en la zona capitalista. La dificil vida de una madre joven y soltera se complica todavía más al tener que adaptarse a un mundo nuevo, lleno de luces, de anuncios comerciales, de ruido, de ausencias de toques de queda, de oferta y demanda, en definitiva, de caos.
Sin embargo, sin saberlo, la sombra del este resulta alargada y la mujer acaba sufriendo algunas de las mismas situaciones que vivió en la Alemania del este y que pretendía dejar atrás. El director, Christian Schwochow, incide en ese aspecto repitiendo algunos momenos, como el del café o los registros corporales, casi al milimetro en ambos lados del muro.
También es llamativo, y reconozco que hasta ahora desconocido para mí, la existencia de unos albergues para recibir a los cientos de alemanes que huían a la zona oeste en busca de una vida mejor. Los siempre organizados alemanes acogían a sus vecinos del este en complejos centros en donde, a través de un sistema de sellos, iban avanzando en el proceso de obtención de la ciudadanía de la Alemania del oeste. Uno no puede evitar hacer una comparativa con la situación actual de los refugiados, si bien, la comparativa se deshilacha en seguida al comprobar que la procedencia y bagaje social y cultural de aquellos alemanes del este difieren mucho de los actuales refugiados.
Finalizo con una escena para reflexionar: el hijo de la protagonista, de 9 años de edad, lo primero que hace al llegar al lado oeste es recoger una lata vacía de Coca-Cola que encontró en el suelo. ¡Había dado con un tesoro maravilloso! Bendita inocencia... del hijo y de la madre.
Tráiler de la película:
Ficha de la película:
Título original: Westen
Año: 2013
Duración: 102 min.
País: Alemania
Director: Christian Schwochow
Reparto: Jördis Triebel, Alexander Scheer, Tristan Göbel, Jacky Ido, Anja Antonowicz
Sinopsis: Empezar de cero, comenzar una vida nueva y dejar el pasado y la tristeza atrás. Eso pretendieron en los años setenta Nelly Senff (Jordis Triebel) y su hijo Alexei (Tristan Globel) cuando escaparon de Berlín Oriental para buscar un futuro en la Alemania del Oeste, supuestamente más hedonista y menos represiva. (Fuente: FILMAFFINITY)