El Llanero Solitario |
Pero un Fracaso Solemne no se consigue de cualquier manera, y no necesariamente tiene que significar una mala película. Simplificando mucho, necesitamos una producción a la que se le haya disparado el presupuesto de una manera desorbitada (muchas veces este dineral ni siquiera se ve en pantalla), a lo que unimos una acogida más bien fría por parte del público. El órden y los títulos de estos ránkin varían, y hay factores como la época en la que se estrenaron, o los siemptre oscuros costes de publicidad y distribución que hacen muy difícil comparar unas pérdidas con otras. Por eso, teniendo en cuenta la máxima de que una película empieza a dar beneficios cuando recauda el doble de su presupuesto, vamos a repasar batacazos sonoros que se me vienen a la cabeza, de esos de los que aún han dejado a más de uno temblando.
Cleopatra (J.L. Mankiewicz, 1963): Un metraje interminable, una diva caprichosa con sueldo de Cristiano Ronaldo, un rodaje que se eternizaba, y una producción que comenzó en decorados para complicarse la vida viajando a Egipto y a Roma. Se lleva el triste honor de ser una de las que presenta una peor relación $invertidos/$recuperados, puesto que costó 30 millones de $, y recaudó 2.
Corazonada (F.F.Coppola, 1984): ¿Pero en que estaría pensando Coppola? El hombre que dirige los Padrinos, Apocalypse Now... Funda una productora propia, Zoetrope, y lo primero que se le ocurre es hacer...¿un musical?, pero de los de antes, de los que estaban ya más que pasados de moda, y además pagándolo todo de su bolsillo, hipotecando casa y empresa. Resultado: todo lo que había conseguido hasta la fecha perdido en menos de lo que se baila un swing, y unas pérdidas, desaparición de su productora incluida, que arrastraría durante toda su vida (aún hoy, dicen las malas lenguas).
La Puerta del Cielo (Michael Cimino, 1980): Cimino era el niño mimado de Hollywood, había rodado la memorable El Cazador con de Niro y Walken, y le dieron un cheque en blanco para que hiciera su western. Un rodaje interminable y repeticiones obsesivas hasta el infinito de todas las escenas llevaron el costo a 44 millones $, cuando solo recaudó 4 millones. La industria nunca se lo perdonó, Cimino no levantó cabeza desde entonces.
La Isla de las Cabeza Cortadas (Renny Harlin, 1995): ostentó durante años el primer puesto entre los mayores fracasos. Es una peli de aventuras que entretiene, pero es imposible tomársela en serio. El personaje de Genna Davis no logra empatizar con nadie, es una aventurera, pero sin el humor cínico de Indiana Jones, ni el carisma de Jack Sparrow. Si le sumamos unos costes fabulosos, el resultado fue el mayor de los desastres. Costó 120 millones $ y recaudó 20.
Waterworld (Kevin Reynolds, 1995): Este es uno de los más sonados, una película maldita desde antes de su nacimiento. Kevin Costner parecía intocable. Gozaba de un estatus en la industria que no ha encontrado parangón hasta que Peter Jackson terminó su primera trilogía de El Señor de los Anillos. Venía de reventar la taquilla con El Guardaespaldas (Mick Jackson, 1992) firmar un papelón en JFK (Oliver Stone, 1991) y literalmente, comerse el mundo con Bailando con Lobos (1990). Por eso cuando se embarcó en semejante superproducción, nadie se imaginaba el desastre. Pero una serie de huracanes que destruyeron los decorados, e inumerables problemas laborales, la convirtieron en la película más cara de la historia. Lo peor: ese dinero no se veía en la pantalla por ninguna parte. La estética punk-decadente parecía el recurso inevitable para las producciones que no pueden costearse un estilo más elaborado, pero no casaba con lo que el público esperaba de su estrella y de la película más cara de la historia, la película de los 230 millones de $. Recaudó al rededor de 200 millones (no es de lo peor que hemos visto), pero todo el mundo estaba deseando crucificarla. Waterworld y más tarde The Postman, fueron más de lo que la carrera de Kevin Costner pudo soportar, y abandonaría la primera línea del cine para comenzar una travesía incierta que aún llega hasta nuestros días.
John Carter (Andrew Stanton, 2012): Esta es, con sus 350 millones $ de presupuesto, y sus 280 de recaudación, la película que más dinero ha perdido de la historia del cine. Se estima que hasta 150. Fue tal la hecatombe que costó el puesto al director de Disney. Y lo peor es que creo que la película merecía mejor suerte.
El Llanero Solitario (Gore Verbinsky, 2013): Otro tremendo batacazo de Disney. Sobre esta película la información no es aún clara. El niño de Piratas del Caribe con un cheque en blanco para gastar todo el dinero que no es suyo, con su amigo Johnny Depp y un insulso Army Hammer. Pero se habla de que los estudios gastaron el el film más de 420 millones de $, algo inédito a día de hoy, no habrían recuperado ni 280. ¿Que cuáles son las causas para semejante desastre? Cuando consiga terminar de verla sin quedarme dormido (y ya van tres intentos), os lo contaré.